Más que ante un cortometraje podríamos estar ante una mezcla de incongruencias geniales, pues es que apenas hay relación entre escena y escena, algo sorprendente acostumbrados al cine moderno.
En sincronía a las características del Surrealismo, no faltan la interpretación de los sueños, las paradojas, lo destructivo, y por supuesto, las simbologías sexuales.
Se trata, por tanto, de una obra compleja a la vez que poco humana, que nos empuja a dejarnos llevar por lo absurdo. lo incoherente, lo delirante.